HISTORIA DE JALISCO


HISTORIA DE  JALISCO



HISTORIA
El territorio del Estado Libre y Soberano de Jalisco se encuentra habitado desde hace alrededor de 15.000 años según lo indican restos humanos (entre ellos fragmentos de cráneos) y diversidad de vestigios de animales, junto con otros testimonios de objetos manufacturados, descubiertos alrededor de las lagunas de Zacoalco y Chapala, que entonces estaban unidas entre sí. Se han podido localizar puntas de flecha, raspadores de cuerno de venado, agujas, punzones, silbatos, anzuelos y colgantes de hueso o colmillos, percutores de hueso de caballo, e incluso una vértebra de ballena con dos golpes producidos por el filo de un instrumento tosco, que fue localizada a fines del siglo pasado en Zacoalco de Torres.
Una vez sometidos los tarascos, en lo que hoy es el Estado de Michoacán, dos razones primordiales hicieron que los españoles siguieran incursionando en dirección al poniente. Por un lado, la búsqueda de un puerto adecuado para establecer un astillero y zarpar de ahí en busca de las costas asiáticas; por otro, localizar los yacimientos que habían abastecido a los tarascos de metales preciosos, después de haberles arrebatado todo el oro y la plata que habían encontrado en su posesión.
Así, a fines de 1522, Cristóbal de Olid penetró por la sierra de Mazamitla hasta llegar a lo que hoy es Tamazula. Pronto regresó a Tzintzuntzan, la antigua capital purépecha que servía de base de operaciones, dejando a un primo de Hernán Cortés, llamado Hernando de Saavedra, a cargo de las minas del área explorada.
Por instrucciones de Hernando, Gonzalo de Sandoval fundó una villa de españoles entre Tecomán y el mar, a la que le dio el nombre de Colima el 25 de julio de 1523, con lo que se estableció otra plataforma para dominar la región. Como consecuencia, durante el mes de agosto de 1524, Cortés dispuso que otro pariente suyo, Francisco Cortés de San Buenaventura, fuese su lugarteniente en la Villa de Colima y sus comarcas, que repartiera tierras e indios y realizara expediciones hacia el norte para conocer la costa y buscar metales preciosos.
Los pueblos por los que pasaron y los recibieron en paz fueron convertidos en encomiendas de los españoles, más destacados en la destrucción de los que sí se opusieron a su presencia. De esta manera, desde Colima hasta Etzatlán, además de ruinas, también se fueron asentando algunos expedicionarios que servirían tanto para facilitar el regreso por el mismo camino que siguió de ida, como para asegurar la potestad de Hernán Cortés en toda el área, pues era él, en primera instancia, el promotor de la empresa.